Toda Granada se ve admirada un año más, en la tarde Miercoles Santo, al ver descender a Jesús maniatado a la columna y a una Virgen abrumada por las Penas, por la escalinata de San Matias. Por que ellos al unisono con los pies de sus avezados costaleros -Veteranos entre los Veteranos- bajan, no por planos inclinados, si no por peldaños que separan el templo de la clazada.
Otro ejemplo de valor, esfuerzo y corazón en el que se demuestra el saber trabajar con albarcas costaleras.
Y en cualquier fachada se proyecta la dulce silueta de Jesús en el tormento y el brillo rojizo de la cera roja en sus faroles. Cera roja de Hermandad Sacramental...cera roja de Hermandad Imperial. Claveles rojos a los pies del mutilado por los azotes que le han dado para salvar la perdición. Paciencia...y que Paciencia fué la que paso el Señor de San Matias en su dolorosa advocación, Penas de Madre, Penas de Granada.
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